sábado, 9 de febrero de 2008

"!Ni un minuto de silencio...¡"


ELEGIA EN MEMORIA, RECUERDO, SALUDO Y LUCHA
(Para Guillermo Marín)

(Oscar Manuel Zuluaga Uribe)

¡Ni un minuto de silencio!
¡Ni un minuto de silencio!
Aquí llegan, con el agitar de las ramas de los árboles,
Con el trino incesante de las aves,
Con el multicolor aroma de las flores,
Con el canto guerrero de las roncas gargantas,
Con sus puños cerrados en las manos alzadas,
Con las rutas futuras,
Con las sendas pisadas,
Con los frutos cogidos y las tierras sembradas...

¡Ni un minuto de silencio!
¡Ni un clarín de despedida a los siempre presentes!
¡Aquí llegan: los clarines saludan su vibrante presencia!

Llegan los convocados a la ceremonia,
Desde tierras lejanas,
Desde tierras cercanas
Para volver presentes sus memorias,
Para volver esencias sus ausencias.

Desde las cinco puntas
De la estrella universal
Llegan a la junta ceremonial:
Desde el pasado lejano,
(Cuando el hombre empezó a ver la luz
Que brillaba entre sus manos).
Llega el contingente de los visionarios,
De los fabricantes de las utopías,
Con sus corazones, faros incendiarios,
Para iluminarnos las noches y días.

Desde el pasado cercano
Llegan los conquistadores
Del brillo y la luz;
Quienes recogieron de los visionarios
Sudores y gritos, llantos libertarios,
Y los compendiaron en la nueva luz.

Son los hacedores de este pensamiento
Que hoy nos congrega en torno a la brega
De empujar el barco que va hacia el futuro,
En el presente duro que con sus tinieblas
De manera ciega pretende impedirles que brille a la luz.

Por la otra punta de las cinco estrellas
Llega el presente certero y doloroso
Con su carga de luchas y de anhelos,
De alegrías, de angustias y desvelos:
Son los obreros, los estudiantes,
Son los poetas, los caminantes,
Los campesinos con sus destinos,
Los huérfanos con la semilla entre las manos,
Las viudas con los luceros en sus ojos,
Los amigos con sus banderas y sus arrojos,
El pueblo, con la luz que ellos dieron,
Encendida en sus manos, como tea, como antorcha
Que ilumina el camino del futuro.
Y en la luz inmensa que forman los cientos
De miles de miles de manos de hermanos
Allegan panaderos, vienen albañiles,
Descosen los sastres melodías de abriles,
Vienen conductores, coteros, edificadores,
Unos con fusiles, otros con adobes
El que hace bombillos, el que hace los radios,
El que lustra brillos... ¡vienen proletarios!
Y arriba el cortejo de madres y hermanas
Y padres muy serios y niñas lozanas...

Por la otra estrella de las cinco puntas
Adviene el futuro cercano y, tomado de su mano,
Por la otra punta, el futuro lejano.
Se acercan con el sol y miles de estrellas,
Acceden con la risa y la alegría,
Traen las banderas del triunfo logrado
Y recogen eras del trigo sembrado;
Ondea la vida, canto y esperanza.
Como el mundo es de ellos, la paz no se cansa.

Se acerca la igualdad trayendo de mano a la fraternidad;
Viene libertad brincando los campos
Y los horizontes se van inundando
De ríos de luces, de hombres cantando
Vivas a la fiesta de la libertad.

¡Ni un minuto de silencios!
¡Ni un clarín de despedidas!
Que la mar de gentes está reunida.

Están en el punto de espiral creciente,
Están en el centro de la ceremonia:
Rodean la tumba de sus huesos rotos,
Vienen a vestirles galas de futuro,
Limpian con sus manos la losa que dice:
Guillermo Marín o
Hugo Zapata o
Heriberto Espinosa o
Juanes y Juanas
O Jairos o Julias
O Teresas Yarces
O Esperanzas pueblos
La voz de clarín
La brega que abraza
La espina y la rosa
El tango y la lucha
Que fue asesinada por la sombra odiosa
Pero brilla más que diez mil mariposas.

Y están, en la tumba
Que aún no fue cavada
Pero en la memoria
Fue resucitada,
Claudia Patricia Monsalve
y Ángel José Quintero
Que con el dolor enseñan
A continuar el duro camino de exigencia
Por la vigencia
De la justicia
Contra la injusticia de la impunidad

Claudia Madre, hermana, hija,
Mujer con principios y valores
Como Antígona,
La heroína de la antigua Grecia
Reclamando justicia por su hermano
Ante el tirano Creonte
Quien la condena al encierro y a la niebla
Por practicar la justeza y la verdad

Ángel, custodio de la guarda y la lucha
Por el levantamiento de nueva sociedad,
Defensor de derechos de extraños y cercanos,
Padre, esposo y amante compañero
Con un rumbo certero
Que lo ha tronchado el mal;

Van formando un círculo, a su alrededor,
En coro creciente miles convocados
Que traen, como ellos, sus huesos honrados...
Arrancan pedazos de tierra que arrojan al cielo
Y se tornan centellas en el domo azul.
El círculo crece: los visten a ellos y se visten con ellos:
Nelson Gravini impone una guitarra con canto de cigarra;
Erasmo Gutiérrez les viste y se viste un poema que quema;
Cárdenas Luis Carlos instala una carpa;
Los obreros de El Cairo, caídos en Santa Bárbara,

Disponen inmensos obeliscos para levantarla
A la carpa, y Edilma zapata, anhelante niña,
Reparte ternuras y olores de madres... y piña;
Llegan los obreros de las bananeras,
Desde Santa Marta o desde el Urabá
Con oro en racimos para la gran fiesta:
Fiesta de la vida y de la libertad.

Fernando Barrientos y otros estudiantes
Ofrecen los libros para la ocasión
Porque están sedientos de conocimientos
Todos los que asisten a la reunión;
Entre tantos libros que trae Barrientos
Está el “Libro negro de la represión”
Para recordar los asesinatos
Que enlutan con duelos a nuestra nación.

Beatriz Monsalve, con su vientre niño
A quien un estado impidió florecer,
Trae ramilletes de ciencias sociales
Para coronar luchas de mujer;
El doctor Rodrigo Guzmán
Prepara los medicamentos
Para que el presente se aguante mejor
Y poder curar heridas, lamentos,
De este pueblo fiero y batallador;
Gabriel Jaime Santamaría
Desde la Duma que lo asesina
Aporta el conocimiento, su trajín, su sentimiento
Para que entendamos todos como vivir el momento;
Jaime Bateman Cayón trae el tiro de cañón
De su ideal no entregado y Eutiquio Timoté
Y otros que fueron como él, traen su carcaj cargado;
El Quintín Lame, tan legendario,
Trae su ancestro, su justa,
Su grito libertario;
Felipe Vélez con tiza y tablero
Dispensa las luces para el compañero
Y va hacia delante, en su futuro cierto,
Sabiendo que el pueblo que marcha expectante
Recoge la ciencia y el canto guerrero;
Pedro Benítez, aureolado con cabellera de amaranto,
Joven, mimo, teatrero, luchador y soñador,
Trae a la ofrenda,
Acompañado de los dioses y las diosas terrestres
La flor de lilolá del mundo nuevo
Para curar la angustia y el dolor;
Juan Guillermo Rúa, teatrero cantor,
Para el pueblo que suda por un mundo mejor
Arrima mariposas naranjadas
Que cargan una guitarra tejida en un telón;
Nicolás Gómez, el titiritero de la juventud
Arma el teatrino del sueño
Para el hombre grande y el niño pequeño
Y ofrece mil trajes ¡tan multicolores!
Y ofrece mil frases ¡con tactos y olores!
Que muestran que el hombre nuestro es un alud;
Harold Almonacid, con su teatro,
Brinda ratos de claridad
Y Chucho Peña, como una roca,
Consagra en la ceremonia
La necesidad de andar hacia un futuro puro...

Y... como no solamente aquí suceden cosas,
Y... como no solo aquí se estrechan lazos de unidad
Sino en todos los países donde reina el fascismo,
Sino entre todos los pueblos donde la opresión campea,
Llegan a este punto de la espiral, también,
Pablo Neruda con su “canto General”
A su Chile, a su América y al Mundo;
García Lorca con su denuncia franca al Franco Sanguinario;
Miguel Hernández, muerto en la cárcel, con su...
“Pero hay un rayo de sol, en la lucha,
Que siempre deja a la sombra vencida”;
Helena Odena, furia española
De nuestros pueblos
Que no perdonan...
Los encerrados en las cárceles de aquí y de allá...
Los torturados... los desaparecidos sin aparecer
Como Fernando y Pedro y Claudia y Luisa
Y como tantos miles
Que confían en el nuevo amanecer...
Y muchos miles que a nombrar mi voz no alcanza
Pero que son el brillo y la esperanza.

Tornan, también,
Los asesinados por los Pinochets
O por los Strossners;
Los muertos por Videlas o por Castelos Blancos;
Los inmolados por los gorilas bolivianos;
Los torturados por los arrodillados de Venezuela;
Los torturados o desaparecidos por los vendepatrias colombianos;
Los muertos o condenados por los chupatraseros imperiales del Perú;
Todos los que brillan con su luz propia
Porque el luchador popular
Es luz que nunca se apaga.

¡Ni un minuto de silencio!
¡Ni un clarín de despedida a los siempre presentes!
¡Ni un minuto de silencio!
¡Ni un clarín de despedida a los siempre presentes!

Y... en la carpa levantada
Con guitarras, con poemas, teatros, obeliscos y demás
Ondean las pancartas que denuncian
La muerte en el presente
Y anuncian la vida del futuro;
Empezamos a leerlas y así dicen:

_Cuidado con las fiestas y las Navidades:
No relajemos la disciplina y la atención
Porque pueden hacernos miles de maldades
Los opresores de nuestra nación_

_Al futuro
Pueblo puro
Con paso firme
Y seguro_

_La estrella del oriente nos alumbrará
Y el pueblo consciente al final triunfará_

-La guerra integral no es otra cosa
Que destruir el clavel y la rosa_


_Tengamos abiertos los ojos y oídos
Porque soplan vientos que son muy jodidos_

_La ley de convivencia ciudadana
Es el estado de sitio que empieza en esta mañana_

¡Tomemos el tiple y las maracas
Toquemos la guitarra y la carrasca
Y cantemos el tango y la marcha!


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